martes, 13 de junio de 2017

El cuento de los tres calénderes y las técnicas de meditación

    Un calender es un tipo de fraile mendicante musulmán, de una orden fundada a partir del siglo XIII, en oposición a los derviches.
   En Las Mil y Una Noches hay una serie de cuentos que narran tres príncipes convertidos en calénderes, que habían quedado tuertos en el transcurso de sus aventuras.
   La estructura de sus narraciones muestra curiosos rasgos que me hacen sospechar que estén evocando técnicas de visualización y concentración como ejercicio meditativo, para cultivar y controlar la mente y para profundizar o ensanchar el espíritu.
   No me extrañaría que, con el disfraz de un cuento, los orientales estuvieran transmitiendo a la posteridad conocimientos de técnicas mentales o incluso de iniciación mística.

   Por ejemplo, en el cuento del tercer calender, el príncipe Agib, hijo del sultán Cassib, tras muchas peripecias consigue llegar a un castillo donde se abre un gran patio cuadrado con 100 puertas, todas de madera de sándalo menos una puerta de oro. Por una de las puertas se veía una gran sala donde estaban 40 doncellas, cada una con sus galas esplendorosas. Cuando se acerca a ellas, le sirven y agasajan, preparan banquetes, música y danzas, cada una con elementos diferentes, así durante un año, al término del cual han de ausentarse durante 40 días y le proporcionan las llaves de todas las puertas, aunque le ruegan que no abra la de oro.
   El cuento prosigue relatando cómo va abriendo cada puerta y lo que se encuentra detrás: distintos tipos de jardines y de edificaciones, tesoros de distintas materias preciosas, etc... y se dedica a examinar detenidamente cada cosa, en todos sus detalles.
   El cuento prosigue hasta dar razón de cómo pierde un ojo y acaba siendo un humilde calender en Bagdad.

    Este planteamiento de ordenar múltiples cosas, para visualizarlas con la mente de manera espacial y consecutiva, me parece relacionado con las técnicas de mnemotecnia que cultivaban los antiguos estudiantes de retórica grecorromanos y que seguramente eran conocidas en otras culturas. Sería interesante conocer las indias, persas y árabes.
   Existe un libro fascinante de Frances Yates, The Art of Memory, que se ocupa de las tradiciones mnemotécnicas de filósofos y rétores de la Antigüedad clásica y cómo pasan posteriormente a nuestra cultura, cómo afloran en las artes a partir del Renacimiento. Existieron muchas técnicas, aunque a mí me llaman más la atención el contenido de las visualizaciones mentales, en espacios arquitectónicos reales o imaginarios, en extensiones de paisajes interiores. Estos ejercicios de concentración son muy beneficiosos para la mente: descansa, se refresca, se expande, se organiza...

   Se pueden aprovechar textos como los cuentos de los tres calender para aprender recorridos mentales de visualización y aplicarlos en ejercicios mentales. Con esas visualizaciones podemos practicar el ritmo pautado en el pensamiento, podemos agudizar la atención a los detalles, podemos extender nuestra memoria.

    Y finalmente también podemos aumentar nuestro disfrute de las literaturas orientales, tras haber gustado y paladeado sus imágenes.


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